Me colé en una fiesta 2.0… el Engagement que todos perseguimos, es posible?

El Engagement, piedra angular de toda estrategia de Social Media, se puede resumir en una frase muy sencilla, en un sentimiento absolutamente universal: lo que todos queremos es que nos quieran.

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Pero, es amor sublime lo que perseguimos, o es amor interesado, es decir, no vamos persiguiendo el amor, lo que en realidad pretendemos es una transacción. Si hablamos del mundo de los negocios, el objetivo es vender. Porque vendiendo es como obtendremos un R.O.I.

Aunque en realidad vender no lo es todo. Mejor dicho, no se trata de vender, se trata de que nos compren, y para eso hace falta plantearse el proceso comercial como una relación que no sea cortoplacista y en la que el intercambio de valor haga que ambas partes (o múltiples partes) se embarquen en una aventura compartida a la que vamos a llamar “conversación”.

Si la conversación es interesante será duradera, los conversantes se quedarán en la tertulia y entonces la interacción puntual se convierte en una conversación duradera en la que “tendremos ganas de seguir participando”, es decir, Engagement. El engagement es el camino haci el R.O.I… o quizá es precisamente el engagement el auténtico R.O.I? Dejamos planteada tan sugerente cuestión para futuras conversaciones.

Las empresas quieren vender, las Marcas quieren vender, todos queremos vender, pero, en el entorno eminentemente social y participativo en que el mundo y la Red se han transformado, vender no es una transacción, vender es una conversación. Y en la conversación, como en la educación y la formación, el engament es la clave, como muy bien retrata Marcello Rinaldi (@marcellorinaldi) en su post ¿Did you know 4.0?

De hecho, para todas aquellas marcas, empresas, instituciones, organizaciones y organismos que están pensando en “entrar en la conversación”, o ya lo están haciendo, o quisieran hacerlo pero no saben cómo, o han incorporado un Community Manager sin saber qué tareas asignarle, o han tenido alguna participación y les ha defraudado, o les ha descolocado y han preferido salir y esperar a que esto del Social Media esté un poquito más maduro (algo que, la verdad, no tengo ni idea de lo que significa…), o creen que Facebook se come a los niños, o que en Twitter todos los followers son falsos… para todos, una recomendación: sin miedo.

Las cosas hay que tocarlas, probarlas, experimentarlas, jugar para aprender… learning by doing. Mente abierta, ánimo constructivo, curiosidad insaciable y, lo más importante, sentido común (acompañado de sentido del humor, que siempre se agradece). Exactamente la combinación de ingredientes que traemos de serie en nuestro genes y que, cuando éramos niños, nos hacía disfrutar poniéndonos perdidos con las tizas de colores, las pinturas, el barro y los charcos… No hay más secreto.

Ahora bien, una cosa es importante no perder de vista: el mundo 2.0 es como una gran fiesta que ya está montada y a la que nos unimos para participar y divertirnos. Pero es la fiesta de las personas, no de las marcas. Las personas estábamos primero, las marcas llegaron después. Y cuando uno llega a una fiesta a la que ha sido invitado, o entra en una fiesta en la que, sin haber sido invitado, la permiten la entrada, no debe olvidar que es el recién llegado el que tiene el deber de la cortesía, la integración, la prudencia y la buena educación.

El engagement a ritmo de Mecano.

Para ilustrarlo de una manera lúdica, pero muy práctica, permítanme remitirme a los clásicos, en este caso a Mecano. Una canción de Mecano de principios de los 80 ilustra muy bien un puñado de buenas y malas prácticas que deberíamos tener en cuenta al presentarnos en esta “fiesta 2.0”. Sobre la letra de la canción me colé en una fiesta haré algunos comentarios:

No me invitó, pero yo fui
tras la esquina espero el momento
en que no me miren y meterme dentro
Era mi oportunidad
unos entran, otros van saliendo
y entre el barullo yo me cuelo dentro

Si no nos han invitado, no importa, la entrada es libre. Pero colarse queda mal, no causa buena impresión, y aunque pensemos que pasamos desapercibidos y nadie se da cuenta, es falso. Siempre hay alguien que se dará cuenta. Por eso es mucho mejor entrar tranquilamente, saludar y comportarse con normalidad.

Allí me colé y en tu fiesta me planté
Coca-cola para todos y algo de comer
mucha niña mona pero ninguna sola
luces de colores, lo pasaré bien

Yo me preguntaba ¿Quién me la puede presentar?
yo me preguntaba ¿Qué es lo que le voy a contar?

Es cierto, la fiesta no es nuestra, es de alguien que la ha organizado (en realidad entre muchos la han, la hemos organizado) y entramos para participar en ella. Coca-cola, igual que otras grandes marcas, están presentes, y también marcas desconocidas, personas con nombre y foto, personas con avatar y pseudónimo, personajes del más variado tipo y condición, con diferentes pretensiones y diferentes conversaciones. Todo en la misma fiesta, todo en la misma conversación, pero todo con un orden sutil y equilibrado dentro del caos aparente.

Todo el mundo está hablando ya con alguien, nadie está solo esperándonos con anhelo, no hay potenciales clientes ansiosos de que lleguemos para abrazar nuestras ofertas, productos o servicios. No somos imprescindibles, pero podemos ser interesantes. Como todo el mundo en la fiesta tiene ya algo de qué hablar, se nos abre la fantástica oportunidad de mil conversaciones en las que participar…

Participar, ¿hablando de qué? Muy sencillo, es más fácil saber de qué hablar si primero nos dedicamos un tiempo a escuchar. A partir de ahí podemos aportar a las conversaciones que ya existen, y también introducir nuestro tema de conversación si primero nos hemos integrado. Una buena recomendación es empezar diciendo buenos días, y, cuando nos retiremos, “buenas tardes o buenas noches.

La vi pasar y me escondí
con su traje transparente
iba provocando a la gente
Ella me vio y se acercó
el flechazo fue instantáneo
y cayó entre mis brazos

Un aviso importante, si esto sucede es que algo estamos haciendo mal. Los flechazos en la fiesta 2.0 no existen. Los contactos, las relaciones, las conversaciones, los lectores, los followers, o los fans, se consiguen con tiempo, con dedicación y de uno en uno.

No se esconda, no se haga pasar por quien no es para que “la del traje transparente” caiga en sus brazos. Mentir no está bien, ni el Red ni fuera de ella. En las Redes Sociales, igual que en cualquier ámbito relacional de nuestra vida, no por mucho aparentar seremos más deseables. Hay unos principios básicos, al igual que las famosas 3 Leyes de la Robótica de Asimov, que deben ser respetados, las 3 Leyes de las Redes Sociales podríamos llamarlas (en un post anterior redacté estas tres leyes).

Y si, recién entrado en este fiesta 2.0, “la del traje transparente” se echa rendida en sus brazos, desconfíe, con toda probabilidad es alguien, o algo, que no le interesa…

Allí me colé y en tu fiesta me planté
Coca-cola para todos y algo de comer
mucha niña mona pero ninguna sola
luces de colores, lo pasaré bien

Yo me preguntaba ¿Quién me la puede presentar?
yo me preguntaba ¿Qué es lo que le voy a contar?

No lo olvide, sin miedo. Escuchar, participar, aprender, conversar… y disfrutar. Al fin y al cabo, Marcas, Empresas, Damas y Caballeros, esto es una fiesta.

Y, a modo de fin de fiesta, dejo este vídeo para los nostálgicos.

La ecuación Social Media fundamental

Si existen las Matemáticas 2.0 y las aplicamos a los Social Media obtenemos la que podríamos denominar «ecuación Social Media fundamental«.

Contenidos + Canales + Relaciones = Comunidad.

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Ahora bien, aunque el enunciado sea interesante, lo verdaderamente interesante es plantear que, si queremos conseguir 100% de Comunidad, tenemos que ponderar los porcentajes de la importancia que tienen los contenidos, los canales y las relaciones.

Consideraciones sobre los componentes de la ecuación:

  • 1 – Los contenidos, blogs, por ejemplo, pueden ser muy relevantes (para quien los genera), pero si no se hacen circular por los diferentes canales y no se comparten con aquellos con quien tenemos relaciones, seguramente quedarán fosilizados en nuestro maravilloso blog.
  • 2 – Utilizar profusamente los canales que están a nuestro alcance, como Twitter, por ejemplo, es estimulante (para quien habla), pero si no hay un contenido detrás, si los participantes en la conversación no tienen la oportunidad de saber más cosas de quien habla, de compartir conocimiento, experiencias, puntos de vista, información… entonces los canales son meros conductores de ruido cuyo interés decaerá irremisiblemente con el tiempo (es decir, con bastante rapidez).
  • 3 – Establecer relaciones, o sea, tener un perfil en Facebook, en Linkedin, en Xing; montar grupos o comunidades es apasionante (para los creadores y/ó administradores del grupo), pero hacerlo  esperando que por generación espontánea las personas fluyan hacia nosotros con ansias de participar es utópico. Sin contenido interesante y dinamización a través de los canales adecuados un grupo, o una comunidad, o un foro son árboles de hoja caduca y no llegarán a darnos frutos.

Evidentemente, todo es relativo.

Qué porcentaje adjudicamos a cada componente para que la suma sea 100% dependerá del tema, de los objetivos, del sector, del mercado, de la coyuntura socioeconómica, del producto/servicio, del ámbito geográfico, del idioma… de múltiples factores, claro está.

Aún así, nuestro objetivo es hacer una aproximación razonable basada en la experiencia colectiva. Para eso necesitamos de vuestra participación.

Os invitamos a dejarnos comentarios con vuestra ponderación y vuestra reflexión al respecto. Reflexiones prácticas, teóricas, experiencias reales, percepciones y opiniones son bienvenidas.

Vuestros comentarios serán los contenidos que llegarán a este blog por diferentes canales a través de los cuales mantenemos relaciones. Con ellos elaboraremos un artículo en el que profundizaremos sobre la «ecuación Social Media fundamental» para compartirla con la Comunidad de la forma más amplia posible.

La propuesta que lanzamos con este post significa que vamos a probar nuestra propia medicina ¿Estará bien planteada la ecuación? ¿Funcionará la fórmula?… Lo descubriremos juntos.

Muchas gracias a tod@s por participar…

Agradecimiento: gracias a @aliciamiglesias por realizar la sesión de fotos de la que he utilizado la que ilustra este post.

Social Media como en los viejos tiempos…

Una aldea muy pequeña en el interior más profundo de Galicia. La tierra de mis padres, de mi familia. Allí donde la niebla es densa como la nata y áspera como el pedrisco. Un diminuto pueblo sin bar; imagínense, en España, un pueblo sin bar no sale en los mapas y, desde luego, no tiene cobertura ni conexión.

Un domingo de agosto, poco antes del mediodía, me acerqué a la Iglesia para esperar a mi familia que salía de misa, después nos íbamos a comer.

En el atrio estaba el pueblo entero. En verano, unas doscientas personas, con todos los que vienen a pasar las vacaciones. En invierno no habitan en Santa María de Piño (así se llama el pueblo) más de 45 almas.

Estaba en el atrio, saludando primos y conocidos, abrazando a viejos amigos, dando enhorabuenas por recientes paternidades y pésames por los difuntos a mujeres eternamente vestidas de luto. Toda la Comunidad reunida en la mañana de un domingo soleado.

En una esquina, junto a dos cipreses cincuentenarios, un grupo de hombres charlaba animadamente de las cosas que charlan los hombres de campo. Unos hablaban mucho, otros miraban y escuchaban. Alguno intervenía de vez en cuando, otros iban y venían picoteando en varias conversaciones al mismo tiempo. El grupo crecía y menguaba rápidamente. Miraba la escena y pensaba: mira, esto es Twitter.

Algo más allá, otro grupito de señoras y algún señor miraba y enseñaba fotos de familiares y vacaciones, ponía al corriente de novedades familiares, trabajos de los hijos y colegios de los niños. Era un grupito estable de viejos amigos que sólo se veían en verano y se estaban poniendo al día… Facebook.

Los chavales, los pocos adolescentes de tan pequeña comunidad, hacían piña junto a la salida del camposanto. Quedaban para ir por la tarde a jugar un partido de fútbol en un prado grande junto al río. Eran pocos y la cosa no daba para hacer dos equipos. Uno de ellos cogió la bici y se encaminó al pueblo de al lado para decirle a unos amigos que se apuntasen, dos niñas se fueron a casa de sus primas a decirle que había partido y que algunos chicos nuevos iban a ir, un mozalbete alto y pelirrojo le preguntaba a su hermano mayor si le podía decir a sus colegas que se apuntasen también. La convocatoria del partido circulaba ya por el pueblo y sus alrededores, como en el Messenger.

Una joven que acababa de llegar de Argentina con su familia iba de acá para allá, cámara de vídeo hipermoderna en mano, retratando las escenas del atrio, la escaramuza de unos gatos que se subían al campanario y los aleteos de unas mariposas amarillas que se posaban en las flores del parterre de la casa del cura. Se lo enseñaba a sus padres, a sus tíos, a su abuela, a sus amigas… Sin duda, Youtube.

Las fotos que se enseñaban las mujeres del corrillo acabaron corriendo de mano en mano por todo el atrio, unos comentaban caras conocidas, otros preguntaban por paisajes y personas, otros sacaban también las suyas para enseñar casas, mascotas, fincas y bodas. Y todas volvieron a sus propietarios ordenadamente una vez finalizado el repaso general. Un maravilloso Flickr.

Dos treintañeros que estrenaban nuevo trabajo se intercambiaban tarjetas. Linkedin.

Todos compartían una coreografía social diversa, participativa y entusiasta. Allí, en el pequeño atrio de una aldea gallega sin bar donde los móviles no suenan y la única pantalla que la gente mira es la del televisor cuando hay partido o dan las noticias del tiempo.

Y yo, que ahora comparto con todos ustedes la experiencia en este blog, reflexionaba, como reflexiono muchas veces, que:

Le hemos puesto la etiqueta Social Media a algo que siempre ha formado parte importante de nuestras vidas, relacionarnos con los demás. Lo que sucede es que ahora, con la tecnología y las telecomunicaciones, podemos hacer Social Media sin ir a misa…

Agradecimiento: gracias a @aliciamiglesias por permitirme utilizar sus estupendas fotografías en este post.